Guardiana de la Luz, Embajadora del Amor, Alquimista del Corazón
Zuzel Amelia
Esta es mi historia
Y bien podría ser la tuya, porque todas las historias están conectadas por un mismo propósito.
Mi nombre es Zuzel Amelia y si aún no me conoces, te invito a que me acompañes en el camino y que te suscribas a mis cartas desde el alma, porque es una forma muy hermosa de que descubras quién soy, y sobre todo es un regalo para que re descubras quién eres tú, en lo más profundo de tu ser.
Llevo años escribiendo estas cartas por email que han leído miles de personas y acompañando a mujeres y hombres en procesos de transformación del ser. Me siento bendecida de sembrar semillas de amor en sus corazones.
Nunca sabemos de qué manera y cuándo germinará el amor, desconocemos sus tiempos, cómo nos moverá internamente y hacia dónde nos guiará.
A veces queremos apresurar sus ritmos, controlar su rumbo, sin embargo, el amor, es una energía más allá de cualquier control, y nos guiará hacia horizontes que ni siquiera imaginamos, cuando fluimos y nos entregamos a su corriente.
Volver al amor es el propósito que nos conecta a todos
Aprender a sanar y liberar mi alma través de la energía del amor, y reconocerla y abrazarla como la esencia de quien soy, ha sido el propósito que ha guiado toda mi vida.
Déjame que te cuente.
Para empezar mi historia desde el principio, te diré que nací en agosto de 1985 en la bella ciudad de Praga, República Checa. Y, cosa curiosa, de checa sólo tengo el lugar de nacimiento, porque realmente mis orígenes son de Cuba y España.
En Praga viví mis primeros 3 años de vida, hasta que retornamos a Cuba de donde son mis padres.
Crecí en la ciudad de la Habana en los años 90 en el seno de una familia unida, en un humilde barrio, en un pequeño apartamento, ubicado en una calle llena de baches, casas despintadas y muchas personas unidas por un mismo propósito, aunque ellas no lo sabían.
En una sociedad sumida en la represión, la pobreza extrema, y el olvido de sus propios derechos humanos, en la que muchas veces no encontraba el sentido a lo que ocurría a mi alrededor, comencé a recordar que volver al amor es el propósito que nos conecta a todos.
Y digo recordé, porque esto es algo que está impreso en la memoria de nuestro corazón, no es algo que aprendemos, es algo que estamos llamados a recordar.
Durante mi infancia y adolescencia
en Cuba experimenté momentos muy duros al ver que mis padres tenían que hacer auténtica magia para darnos de comer a mi hermano y a mí y satisfacer nuestras necesidades más básicas.
Viví incontables circunstancias en las que sentí que nuestras libertades más elementales eran pisoteadas, bajo consignas patrióticas vacías de un gobierno dictador.
Atravesé situaciones muy angustiosas ante un futuro que nos robaban cada día a mi generación. Sentí mucha incertidumbre cuando estuve lejos de mis padres para conseguir reunirnos todos en España.
Sin embargo, en cada uno de esos momentos, sentí también que la vida y mi propio ser me sostenían.
Siempre llegó el plato de comida, los zapatos para la escuela, la palabra de amor de mi familia y mis amigos, el rayo de esperanza. Siempre apareció el milagro detrás de cada desafío.
Mi propio Viaje
A lo largo de mi vida, en que he atravesado carencias, injusticias, enfermedades, dolores emocionales, separaciones y pérdidas, he recibido en mucha mayor proporción amor, comprensión, aceptación, oportunidades, belleza, abundancia y gratitud.
Porque creo que la vida y la divinidad me sostienen y me apoyan en mi camino, que todo lo que vivo, teñido de luz o de oscuridad, está ahí para la evolución de mi alma.
Porque todo lo que he hecho es buscar el camino de vuelta a mí, el camino para reconocerme como la luz que somos.
A veces tuve que experimentar quién no era, para llegar a conocer quién soy en esencia. A veces tuve que experimentar lo que no quería, para poder entender lo que sí quería.
Dejar ir algo que era necesario dejar atrás.
Y cuando a través de todos esos caminos en apariencia equivocados, comienzas a ver trocitos de la luz de tu ser, todo va cobrando sentido.
Cuando ganas algo que está más en sintonía con quien eres, empiezas a reconocer que de otra manera no habrías podido ver algo que necesitabas ver, o dejar ir algo que era necesario dejar atrás.
Por lo tanto no hay caminos equivocados, solo hay experiencias para devolvernos a la fuente de Amor de la que un día partimos
Descubrí el verdadero propósito de mi alma
Gracias a vivir en una dictadura toda mi niñez y adolescencia, hoy valoro mucho la libertad de mi ser.
Gracias a la escasez económica que atravesó mi familia, agradezco todo lo que tengo hoy en día y comprendí que realmente nunca me faltó lo que más necesitaba.
Gracias a emigrar, mi corazón se volvió más abierto y compasivo.
Gracias a casarme y divorciarme hace unos años, viviendo un doloroso desamor, aprendí a amarme y a elegirme como el amor más importante de mi vida y hoy disfruto de una relación plena y consciente.
Gracias a sentirme perdida, sin saber cuál era el camino que debía seguir para sentir que mi vida tenía un propósito, descubrí el verdadero propósito de mi alma.
No necesito correr ni huir de ninguna emoción o experiencia
He vivido la montaña rusa de las emociones humanas y he aprendido a abrir mi corazón con devoción y gratitud, sabiendo que puedo sentir cualquier cosa y estoy a salvo. Que no hay nada de malo en nada de lo que sienta o experimente. Que no necesito correr ni huir de ninguna emoción o experiencia.
Yo siento que no hay nada que temer cariño, el mundo fuera puede parecer hostil a veces, pero si dentro de nosotros reconocemos el amor que somos en esencia, nuestra realidad externa se transformará ineludiblemente.
Nada real puede ser amenazado, nada real puede ser arrebatado.
Estoy compartiendo esto contigo porque…
Lo que yo he aprendido en mi camino no es sólo para mí, sino para todos los que navegamos por estos intensos cambios evolutivos en la consciencia.
Si puedo desnudarte mi alma, entonces tal vez tú puedas desnudar la tuya. No estamos solos en este viaje.
Nos abrimos al amor que es la fuerza sanadora más potente que existe.
Cualquier cosa que esté ocurriendo ahora en tu vida, por desafiante que sea, permite que te muestre sus bendiciones, sus perlas de sabiduría. Lo que tenga que despertarse en ti, lo hará cuando esté el terreno listo.
Abraza tus emociones, tu sentir más profundo, sin rechazo, sin juicios.
Cuando decidimos dejar de vivir en lucha, resistencia y temor, y nos permitimos ir soltando las corazas que hemos creado para protegernos, nuevas posibilidades más expansivas, se van revelando ante nosotros, nos abrimos al amor que es la fuerza sanadora más potente que existe.
La confianza entonces se vuelve más grande que cualquier emoción, herida o trauma del pasado.
Tu propia presencia te sostiene.
Hoy quiero recordarte a ti que me lees, que la vida te sostiene, la tierra te sostiene. Tu propia presencia te sostiene.
Me encantaría que sientas esta confianza que yo siento en la vida, en el Amor divino, en ti. Si yo la siento, tú estás aquí para sentirla.
Lo que estás haciendo ahora mismo es milagroso: seguir andando el camino, paso a paso, a pesar de los desafíos. Sentir la vida en tu cuerpo, aunque a veces duela. Buscar tu propia sanación y liberación.
Tú eres un fractal de amor de esta existencia llena de matices. Tus matices son parte del tejido que sostiene la vida.
Sin ti, la existencia no estaría completa, porque no hay manera de que no seas quien eres, y quién eres es Uno con el Todo, y el Todo no puede ser menos de lo que es.
Por eso, hoy y todas las veces que lo precises, buscaré los caminos que sean necesarios para recordarte esta verdad eterna.
Un mundo de amor y bondad
Estoy aquí para acompañarte en tu viaje para que te reconozcas en tu vulnerabilidad y en tu fortaleza, en tu sombra y en tu luminosidad que brota desde dentro.
Estoy aquí para invitarte a que no calles tu verdad, a que no escondas tus tesoros, a que te reconcilies con el Amor en todas sus manifestaciones y sanes las heridas que anuncian tu luz.
Hoy quiero recordarte que tu propósito es amarte y reconocerte, siempre, en todo lugar, pase lo que pase.
Mi propósito es acompañarte a abrirte a un mundo de amor y bondad, donde la vida siempre actúa a tu favor, para tu bien mayor.
Mi misión es guiarte, inspirarte y acompañarte a restaurar la consciencia de unidad y amor dentro de ti, para que vuelvas al sendero de tu alma, a la esencia divina de quien eres y recuerdes el propósito de amor para el que estás aquí.
Así es como juntos tejemos un nuevo mundo y una nueva humanidad.
Con todo mi amor, tu amiga que te acompaña en tu camino,
Zuzel Amelia